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Historias con efecto: Las madres del Alicante TM que han decidido competir

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Las madres del Alicante Tenis de Mesa llevan cuatro años acompañando a sus hijos en entrenamientos, partidos y viajes. Siempre en la grada, siempre apoyando. Pero este 2025 han decidido cambiar de rol: pasar de animar a jugar y debutar como equipo en la Super Autonómica Femenina. Lo que empezó como una simple curiosidad se ha convertido en una aventura inesperada que mezcla deporte, familia y mucho compromiso.

Su relación con el club comenzó justo después de la pandemia, cuando sus hijos se incorporaron a la escuela del Alicante TM. Ese fue su primer contacto real con el tenis de mesa, un deporte que hasta entonces veían desde la distancia. Con el tiempo, el ambiente del club, la rutina familiar y la implicación de los entrenadores hicieron crecer en ellas la idea de probarlo.

La decisión llegó en enero de 2025. Se presentaron al primer entrenamiento sin demasiadas expectativas, prácticamente convencidas de que sería el primero y el último. “No somos muy habilidosas”, reconocen entre risas. Pero ese día descubrieron algo que no esperaban: el tenis de mesa es mucho más difícil de lo que parece desde la grada. Y también más adictivo.

Su entrenador lo vio rápido. Si querían mejorar de verdad, necesitaban un reto grande. La propuesta fue directa: apuntarse a Super Autonómica Femenina. Para ellas, que acababan de coger una pala por primera vez, la idea parecía casi imposible. “Teníamos muchos miedos y dudas, pero también inconsciencia y ganas de mejorar”, explican. Y aceptaron.

Desde entonces, su día a día se ha convertido en un ejercicio constante de equilibrio: entrenamientos, trabajo, familia y ahora una competición oficial. No ha sido fácil, pero el apoyo dentro y fuera del club ha sido clave. Destacan especialmente la paciencia del entrenador y la implicación de sus familias, que han hecho posible que ellas puedan entrenar lo máximo posible.

Sus hijos todavía no las han visto jugar, aunque la sorpresa inicial se convirtió rápidamente en orgullo y apoyo total. Incluso reciben consejos técnicos en casa, algo que nunca imaginaron. Pero más allá de los resultados —que no son su objetivo—, lo que realmente buscan es vivir en primera persona la misma experiencia que han visto en sus hijos durante años: competir, gestionar los nervios, aprender, equivocarse y seguir adelante.

Dicen que animarían a cualquier madre a intentarlo. Para ellas, jugar no es solo un reto deportivo, sino una experiencia compartida que fortalece vínculos y crea recuerdos. En sus palabras, el tenis de mesa significa familia, compromiso y amistad, y ahora también un nuevo desafío que afrontan juntas.

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